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El fin de semana del 30 de mayo en Baradero, Buenos Aires, se llevó a cabo un encuentro de jóvenes que, entre mates, ideas y buenas energías de trabajo, debatieron con un mismo objetivo: instalar la temática del cambio climático en la agenda pública. Así nace Aclimatando, un movimiento de jóvenes de todo el país que busca accionar frente a un fenómeno que, si bien es global, tiene incidencia local. 

Aclimatando es la fase 2 de Global Power Shift realizado en Turquía el año pasado. Su intención es seguir impulsando esta problemática en el diálogo colectivo y crear de manera cooperativa una estrategia de incidencia. Es el primer movimiento de jóvenes frente al cambio climático del país y está compuesto por 33 representantes de organizaciones e iniciativas relacionadas con la sustentabilidad. Uno de ellos es María Luz Falivene,  integrante de TierraVida, quien formó parte de este encuentro. “Lo viví como un desafío”, dice, y así nos cuenta su experiencia. 

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María Luz Falivene, casi Licenciada en Relaciones Internacionales. Villamercedina. Voluntaria del proyecto Indicadores para Escuelas. 

¿Cómo viviste el Aclimatando?

La verdad surgió una semana antes de viajar, me dicen: mirá nos gustaría que vaya alguien en representación de TierraVida,  la idea de ir a este evento es que salga una agenda joven en materia de cambio climático para Argentina. Bueno genial, fuí con esa idea.

El primer día, el viernes, fue abierto a todo el público. Hubo una presentación sobre lo que se iba hacer este fin de semana. Después hubo diferentes charlas, por un lado personas del panel de comunicación social en materia ambiental y luego hubo un panel de expertos que hablaban sobre el cambio climático como: que le va a pasar a Argentina,  que es lo que está pasando a nivel internacional, de quienes son las responsabilidades y todo ese tipo de cuestiones.

Estuvo muy interesante. Uno  de los científicos que estaban ahí era premio nobel de la paz, con otros 9 que habían formado parte de IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), que es un organismo científico de naciones unidas que habla sobre el cambio climático. Así que era como una reunión de alta calidad.

¿Se cumplieron tus expectativas?

En un primer momento no conocía a nadie, pero había muy buena onda y muy buena energía.  No sé si todos teníamos las mismas expectativas pero sí esperábamos que se hablara sobre lo mismo  y que todos formáramos conocimientos sobre lo que pasaba en Argentina en materia del cambio climático. El primer día fue más bien informativo, hasta la tarde que viajamos a Baradero y a la noche empezamos a trabajar. En realidad nadie sabía que íbamos hacer puntualmente, nadie sabía a dónde íbamos, ni siquiera que era Baradero y terminó siendo una especie de granja. Llegamos y la idea era que democráticamente todos pensemos que es lo hace falta en Argentina para trabajar en cambio climático y nos dicen: ustedes son los que nos tienen que decir que es lo que vamos a hacer.  Y pensé ¿No se suponía que estaba todo pensado y que nos iban a decir que es lo que teníamos que hacer?

Entonces yo lo viví como un desafío porque somos todos distintos, la realidad que nos toca vivir en Argentina es distinta en todo sentido y de repente te tenes que poner de acuerdo para decidir qué es lo que vas hacer en un fin de semana. Eso me gustó porque fue demasiado democrático. El resultado que surgió de esto es representativo porque todos compartimos y nos preguntamos: ¿Qué es el cambio climático? ¿Qué te parece a vos que es? ¿Cómo lo tenes que abordar? ¿Qué es lo que hace falta? Eso, desde mi punto de vista, da cuenta que es un proceso que uno va construyendo y que no hay una linealidad de trabajo, entonces fue bastante deliberado.  Muy flexible también desde los organizadores que nos consultaban que teníamos ganas de hacer, como queríamos trabajar. Es decir, desde el qué hacer, cómo hacerlo y cómo organizarlo fue bastante constructivo, dinámico y muy enriquecedor.

¿Qué aprendiste de esa experiencia? ¿Te llevaste conocimientos nuevos?

No sé si conocimientos teóricos nuevos pero sí conocer al otro, es decir, cómo vivís vos algo que parece tan lejano que es el cambio climático y la mayoría de la gente piensa que no les llega o que les pasa a las islas que se hunden en el océano pacífico, por ejemplo. En ese sentido creo que aprendí mucho de escuchar a alguien desde la otra punta del país y que te diga a mí me está pasando tal cosa, tengo  desertificación, crisis hídrica y por ahí estas en otra provincia que no te pasa eso. En mi caso, el conocimiento vino por el hecho de saber escuchar la realidad de otra persona y conocer cómo se vive el cambio climático en otra parte de Argentina.

¿Llegaron a algún acuerdo de estrategias para poner en acción?

En realidad fue bastante complicado, un fin de semana a full. Es como empezar de la nada: hay cambio climático en Argentina ¿Qué hacemos? La primera idea que surgió fue el primer movimiento de jóvenes en Argentina para contrarrestar el cambio climático, no es una ONG, es un movimiento que incluso se pueden adherir todos los que quieran. Hay dos objetivos generales: uno es hacer más palpable lo que es el cambio climático en Argentina, porque creemos que la conciencia está pero hay que hacerlo más tangible, que la gente pueda entender que es una cuestión global pero tiene incidencia local. Y el segundo objetivo es generar una agenda con los jóvenes de este movimiento en materia del cambio climático para el país. La intención es que nosotros podamos tomar contacto con algún diputado, senador, o cuerpo diplomático que vayan a la COP que es la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) que se va a realizar en Perú en noviembre. La idea es que este movimiento genere un documento representativo que exprese con base científica que es lo que nosotros consideramos que se debiera tratar sobre el cambio climático en Argentina, presentarlo y viajar en representación del movimiento a Perú a fin de año. Le estamos dando forma, trabajo de hormiga.

¿No les costó ponerse de acuerdo?

Para nada. Todos estábamos de acuerdo con que hay una realidad de que en Argentina se está dando el cambio climático y que la gente no toma dimensión de lo que está pasando. Incluso desde el gobierno nacional no se está haciendo tanto sino, más bien, desde gobiernos provinciales se intenta de alguna manera tomar más contacto o dar resoluciones más concretas de lo que pasa en cada provincia. Y no nos costó entendernos, yo creo que fue más un compartir que es lo que está pasando donde vivimos y en función de ese “que nos está pasando” trata de ver que podemos hacer, tratar de consensuar qué podemos hacer nosotros como jóvenes para empezar a tratar estas temáticas.

¿Qué reflexión te llevas de este encuentro?

Mi reflexión es que yo me encontré con un montón de personas que se preocupan por el cambio climático y todos lo entienden de una forma distinta. Todos tratan de contribuir con esta lucha de una manera distinta. Por ejemplo algunos que decían yo reciclo papel, otros yo hago diferenciación de la basura o yo cambio el transporte.  También había muchos veganos y vegetarianos que realmente creen, y es válido,  que con el hecho de dejar de comer carne disminuyen el calentamiento global. Es decir, yo creo que la reflexión mía es entender que hay una conciencia que está instalada en la argentina principalmente con la generación joven y que con pequeñas acciones tratamos de alguna manera de contribuir en esta lucha, y creo que tenemos mucho potencial por ese sentido.

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El equipo de Aclimatando
El equipo de Aclimatando